De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

7.12.06

El entierro de la sardina

Esto es lo que contaba una amiga de mi hermano que comió ayer con nosotros:
<<... Aquella amiga mía, ya sabes, la que era muy ecologista, pero que estaba un poco mal de la cabeza. Pues sabes que se le murió un pez que tenía (...). Coge, me llama y me dice: “Se ha muerto Barcino. ¿Me acompañas a enterrarlo?” “Bueno, ¿a enterrarlo pero dónde...?” ¿Pues no quería ir a una avenida en medio de Barcelona que tiene una mediana con un jardín? Le digo que ni de coña, delante de todo el mundo... “Ya, pero vamos de noche y eso...” Que no, vamos, ni de coña. Y entonces me dice de ir al parque Güell, y le digo que bueno, que por lo menos paseo (...) Y allí la veo llegar en la moto, cargada de bolsas hasta los topes... “¿Dónde vas con todo eso? Seguro que hasta te has olvidado de Barcino” “No, si lo traigo aquí en el bolso” Y saca una caja de cerillas cerrada con dos gomitas para que no se abra. “Mira, ¿te gustan?” y la veo que saca de una bolsa que traía un par de velones negros cuadrados “¡¿No se te ocurrirá ponérselos al pez?!” “No, je je. Es que los he encontrado al lado de un contenedor. Y la gente es que yo alucino, tira las cosas que están nuevas, ¿las ves? Pero no son para Barcino, que no estoy loca, je je” Buscamos un sitio para enterrarlo “Pero tiene que ser un sitio que me acuerde” “Mujer, no pretenderás venir a visitar al pez...” “No... Bueno, pero si me paso por aquí, para acordarme...” “Aquí no, que hay mucha hojarasca y seguro que vienen a limpiar y lo tiran, o viene un perro y lo desentierra...” Total, que buscamos un sitio donde no nos veía mucha gente. La tía se traía una cuchara y todo para excavarle la tumba a Barcino; hicimos el agujero y allí se quedó...>>